Nuestro servicio está destinado a adultos de todas las edades que presenten alguna de las siguientes dificultades:
Trastornos que afectan la claridad, fluidez y precisión del lenguaje hablado, como disartria, afasia o dificultades después de un accidente cerebrovascular.
Dificultad para tragar alimentos o líquidos (disfagia), que puede estar relacionada con enfermedades neurológicas, envejecimiento, o secuelas de cirugías.
Dificultades vocales como disfonías o afonías que afectan la calidad y el tono de la voz, comunes en profesionales que utilizan su voz con frecuencia o en personas con problemas crónicos.
Deterioro de habilidades como la memoria, la atención, la orientación o el pensamiento lógico, que puede estar asociado al envejecimiento, demencias (como el Alzheimer), Parkinson u otras afecciones neurológicas.
Dificultad para oír correctamente o pérdida de audición relacionada con la edad, infecciones o exposición prolongada a ruidos intensos.
Si experimentas alguno de los siguientes síntomas, puede ser un buen momento para consultar a una fonoaudióloga: